Mi Clase Memorable
Tuve una infancia feliz y muy divertida llena de anécdotas y travesuras de niña en un pueblo llamado Las Tapias, en el interior de la provincia de Córdoba, Argentina.
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Mi escuela primaria se llamaba Leopoldo Lugones, como el poeta, aunque en ese tiempo sus textos me parecían totalmente absurdos e incomprensibles. La señorita Nilda de por ese entonces 4 grado , era de las que nos mandaba a hacer tarea extra a casa, pero siempre en grupo nada de hacer la tarea sólo porque se daba cuenta y te lo reprochaba delante de los demás chicos. Así que para no ir contra la corriente armamos una pandilla con otros tres compañeros y yo, dos de ellos odiaban estudiar, leer, hacer investigaciones, las dos restantes eramos unas traga libros, así que el grupo iba de maravilla para estos muchachos, que entre tarea y lectura alguna diablura se mandaban, algunas con finales terribles como las palizas que se ganaban y otras con el 10 Felicitado de la señorita Nilda por indagar en el barrio y conocer a cada uno de sus habitantes, el pueblo cabía en la palma de nuestras manos y no había Rincón que no hubiésemos recorrido con la excusa del trabajo práctico, o el cendo o la tarea de la señorita Nilda, allá por el año 1987. Ella fue la primera que me inculco cuan importante es el trabajo en pares , en grupos y me marcó hasta el día de hoy.
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Mi segunda gran maestra fue la profe de historia de 4 año del secundario. La gran Adelma, que le ponía pasión a cada relato haciéndote vivir ese momento que contaba. Nunca sabias como iba a terminar la clase, tenía esa cualidad de ganar tu concentración de principio a fin y muchas veces terminabas indagando más sobre el tema y esperando para retrucarle algo la clase siguiente. Era muy típico de ella arrancar el tema con la polvera en la mano, abrirla y retocarse el maquillaje tapando esas arrugas que el tiempo y la sabiduría le hacían llevar con orgullo; al cerrarlo, expresaba es estos tipos, y no sabias si te hablaba a vos, del rey Luis VX, Mussolini o Mao Tse, los militares, para ella el nombre era circunstancial, algo habían hecho memorable o no, para que se acuerden y hablen de ellos. Lo significativo era que nadie faltaba a sus clases, nunca tuvo la necesidad de levantar la voz, o desaprobar a alguien. Sin duda fue un pilar en mi formación académica y la gran inspiradora en que estudie y sea cada vez más exigente conmigo misma.
A veces cuando dicto mis clases mezclo cosas de las dos que me han marcado y a quienes les estoy inmensamente agradecida.